viernes, 5 de abril de 2013

Relato. Gemelos.


Me siento en una mesa cualquiera de las clases, intentando encontrar una razón de por qué tengo que estar castigada. Vuelvo mi vista hacia el asiento contiguo al mío y lo observo. ¡Es un ser odiable! ¡Es una persona horrible! Él se da cuenta de que le observo.
-¿qué? – pregunta arisco.
-Justin, sabes que te odio ,¿no? – él alza los ojos al cielo.
-¿sabes que yo también te odio? – sonríe burlon.
Me vuelvo.
-Desperdicio humano. – murmuro.
-Gracias por eso. – suelta una risotada.
Resoplo, y el profesor entra por la puerta con  expresión enfadada.
-¡Silencio! – Grita. Yo pego un brinco. – Ahora explicadme por qué tengo que quedarme hasta tan tarde por vosotros.
Justin se acomoda en su silla y abre la boca para hablar. Yo espero a ver qué es lo que dice.
-Esta cosa de aquí… - dice señalándome. – Intentó tener sexo conmigo.
Yo lo miro con los ojos abiertos de par en par y después miro al profesor, el cual me mira expectante por mi respuesta. Carraspeo.
-¡Eso es completamente mentira! – Grito. - ¡Este desperdicio humano saltó sobre mí, literalmente, porque quería tener sexo conmigo! Él creyó que yo queria, pero ni aunque fuera el único hombre sobre la tierra.
El profesor cierra los ojos y resopla.
-¿Es eso verdad?
Justin deja de reír y su semblante se vuelve serio.
-Sí. - responde finalmente.
-Ambos os quedaréis castigados, ya que el numerito que habéis hecho ahí fuera hoy... - Ladea la cabeza. - No estoy contento.
Yo, algo indignada, me mantengo en silencio, pues no quiero más problemas por culpa de este... lo que sea.


Dos horas más tarde Justin y yo salimos por la puerta del instituto. Su olor invade mi nariz y yo me estremezco, huele bien… A limpio, a colonia… Sacudo la cabeza. Cállate. Lo miro de soslayo, en su rostro se dibuja una enorme sonrisa. ¿Por qué diablos sonríe?
-Maldito mentiroso. – Pronuncio mientras abro la puerta y salgo, las palabras salen de mi boca sin yo poder detenerlas.
-Mira, ambos sabemos que me deseas. – Dice elevando una ceja.
Yo le muestro una expresión de disgusto.
-como ya dije, preferiría tener sexo con una piedra antes que contigo.
Justin pone los ojos en blanco y camina hacia un coche aparcado, en el que se encuentra su hermano gemelo, Derek. Él me saluda con una sonrisa en sus labios, yo le devuelvo el saludo. Justin se vuelve hacia mí mientras sonrío como una tonta aunque yo apenas me percato de ello. 
Él pone cara de pocos amigos y sacude su cabeza.
No entiendo por qué siendo gemelos son tan diferentes. Derek es un chico amable, cariñoso, detallista. Si estás  triste él se entristece contigo, si estás feliz él sonríe contigo. Incluso a veces te saca sonrisas. Sin embargo, Justin es todo lo contrario, siempre se está metiendo en problemas, peleas, discusiones, castigos… Nunca lo he visto con la misma chica durante más de un día. ¡Y eso ya es demasiado! Resoplo y me dirijo a mi coche, de mal humor, como de costumbre.


JUSTIN.
Llego al coche y Derek empieza a conducir hasta salir del colegio.
-Te gusta esa chica, ¿eh? – dice con la mirada fija en la carretera.
-¡No! ¿Qué dices! – Exclamo.
-Mira Justin a mí no me puedes mentir, lo sé, te lo he notado. No es sólo sexo lo que deseas con ella, he visto cómo sonríes cuando ella te habla, aunque se meta contigo…
-Está bien, sí, puede que me guste un poco. Pero, en cualquier caso, el que le gusta eres tú … - Le explico a Derek haciendo que se ría.
-No lo creo. De hecho, creo que es porque yo hablo con ella, no salto encima de ella. – Alza una ceja y me mira.
-Creí que iba a ser una buena idea, pero por su culpa nos castigaron.
-Deberías decírselo.
-Ojalá fuera tan fácil. – murmuro.

ELLA.
-¡Le odio! – grito mientras entro en casa.
-¿A quién? – pregunta mamá desde la cocina.
- Justin. – respondo haciendo que se ría. Lo cual no entiendo, porque yo estoy sufriendo como una imbécil.
-¿No te gustaba, cariño? – Pregunta de nuevo molestándome.
-Sí, pero es tan… ¡¡AAAH!! – Grito sentándome en la mesa de la cocina junto a ella. – No soy su tipo. – Bajo la mirada al suelo.
Trato de convencer a mi madre, pero en realidad me trato de convencer a mí misma de que mi amor, no me gusta.
-¿Y por qué no? – Pregunta ella mientras se sienta y me invita sentarme con ella.
Me siento a su lado.
-Mamá, el solo está con chicas que “venden” su cuerpo, yo no soy de esas.
Se queda pensativa durante unos segundos.
-Puedes hacer que cambie. – Dice finalmente. Yo la observo confundida.
-¿Cambiar? ¿Él? Mamá, no lo conoces…
-No, a él no… Pero a tu padre sí. Él era de ese tipo de chicos, cariño, pero en cuanto comenzamos a salir cambió y ahora…
-Ahora él es genial. – ella asiente y me dedica una sonrisa.
Puede que sí, puede que tenga que decirle todo lo que siento.
Al siguiente día en el colegio.
-Eh, tía buenorra. – Justin me habla desde atrás provocándome un brinco.
Miro alrededor para comprobar que nadie oyó eso.
-¡Cállate! – digo, haciéndolo retroceder.
-¿Por qué no te gusta que te diga las cosas obvias? – él me observa y yo me río.
-Oh, adoro que me llamen “Buenorra” – Contesto. A él se le dibuja una sonrisa en sus labios.
-Sabía que te gustaba. – Dice tratando de ignorar mi sarcasmo.
-quería preguntarte algo. – murmura deteniéndome justo en la puerta de clase. - ¿Te gustaría…? – empieza a decir mientras me pone nerviosa por saber lo que quiere decirme. - ¿Te gustaría…?
Me mira nervioso. De pronto Derek aparece y me saluda.
-¡Ey chica guapa! ¿Ya te está molestando mi hermano?
Justin cierra sus ojos frunciendo el ceño y se va. ¿Por qué Justin se ha ido de esa manera? ¿Qué era lo que me quería decir? Me pregunto en la cabeza ansiosa, ¿a caso…? No, no creo que fuera algo importante.

JUSTIN
¿Por qué tenía mi hermano que molestar mi momento perfecto cono ella? ¿A caso el destino no quería que estuviéramos juntos? Bueno, si es así, supongo que tendré que ir en busca de otras chicas,  puesto que Derek y ella se ven perfectos el uno con el otro. ¡Es todo tan difícil! Ojalá yo fuera como Derek y ella se fijara en mí.

ELLA
Me quedo ahí, apenada porque Justin no terminara lo que quería decir.
-¿Qué ocurre? – Derek me pregunta.
-Él estaba a punto de… - Me callo haciendo que Derek frunza el ceño.
-Lo siento, no quería… - Explica.
-Como sea, entremos a clase o llegaremos tarde.
Derek sonríe débilmente.
-Sí y lo siento de nuevo. – Pronuncia sintiéndose triste.



JUSTIN.
-¡Odio esta mierda! – Grito sabiendo que nadie puede oírme ya que estoy solo en el gimnasio. - ¿Por qué el amor no puede ser fácil?
-Hazlo fácil. – Oigo que dice alguien.
Me vuelvo y observo que un ángel me hace compañía en este oscuro lugar. La veo sentada en las gradas.
-¿Qué haces aquí? – Me acerco a ella, aún me siento algo enfadado por mi pequeño show con Derek antes.
-Te quería decir algo. – Sus ojos me hacen sonreír.
Mi corazón se sucede a una velocidad vertiginosa, esperando a oír lo que creo que voy a oír.
Me siento a su lado y su perfume me embriaga.
-Tu hermano Derek… - comienza a decir. – Él es un buen chico pero no es el gemelo al que yo quiero.
La sangre se acumula en mi cabeza y empiezo a temblar. La observo con una mirada confundida, quiero asegurarme de que está diciendo lo que realmente creo entender.
-Me gustas. – Digo finalmente, provocando una bella sonrisa en su angelical rostro.
-Tú también me gustas. – Dice ella.
Me sonrojo un poco por la situación. Me acerco un poco a ella y la beso en los labios, un beso casto.
-Soy el gemelo al que nadie quiere… Pero tú sí. Déjame decirte que estoy confundido y nervioso sabiendo que te gusto. – Admito finalmente.
-Eres el gemelo perfecto para mí.
Sonrío como un idiota.
-Y tú eres mi mitad perfecta. – La beso de nuevo convirtiendo en este momento en algo especial para ambos.
-No sabes la de veces que he deseado ser como mi hermano para que te fijaras en mí. – Susurro.
-¡No digas eso! – Acaricia mi mejilla provocando estragos en mi interior – Yo te quiero tal y como eres.
Sonrío y dejo que la magia fluya en mis labios para regalarle mi amor y todo aquello que llevo guardado en mí durante todo este tiempo.

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