Capítulo primero.
Todos
conocen bien la historia de cómo Justin Bieber se convirtió en un piloto
venerado y alabado por la sociedad. Todos conocen lo buen hombre que es, lo
entregado en el trabajo y en su propia vida, por supuesto. Todos saben que
heredó la gran compañía aérea Bieber Air, de su buen padre Jeremy Bieber, ahora
jubilado.
Todos tienen
a la familia Bieber por sinónimo de perfección. En esa familia todo está en su
sitio siempre, ni una falta de respeto, jamás se han metido en líos ni han
tenido problemas con nadie y en caso de que así fuera… bueno, ellos sabrían
mantenerse. No tienen ni una sola mancha en su historial. Todo su árbol
genealógico se basa en personas humildes y heroicas que, de alguna manera u
otra, hicieron algo por el mundo.
Sin embargo
todo el mundo tiene secretos y eso es algo con lo que el Señor Bieber ha aprendido a vivir. No se
obtiene toda esa fama diciendo la verdad a todos, ni mucho menos siendo sincero.
De vez en cuando toda mentir, guardar alguna cosa que probablemente mancharía
todo aquello que le ha costado formar a sus antepasados.
Un día nuevo
en la perfecta vida del señor Bieber. Se levanta, se viste, desayuna y escoge
uno de sus lujosos coches para dirigirse al aeropuerto. Una vez allí va hacia
la sala de reuniones donde se reúnen más pilotos y, por supuesto, los
copilotos. Entra y ahí está Ryan. Echado en uno de los sofás. Durmiendo.
Justin se
acerca a él furioso.
-Levanta el
culo o te mando a la calle antes de que te dé tiempo a abrir los ojos.
Todos lo
oyen y se ríen. Piensan que bromea y le gusta, pues nadie sabe que en realidad
está enfadado y sería capaz de despedir a su empleado. ¿Cuándo aprenderá a
obedecerle?
Ryan se
levanta de inmediato.
-Disculpe
señor Bieber, he pasado una mala noche.
Justin pone
los ojos en blanco. A penas lleva una semana con él, su antiguo copiloto…Sabía
demasiadas cosas sobre él.
-Está bien.
En diez minutos sale nuestro avión. Más vale que nos demos prisa. – Él empieza
a andar. Ryan le sigue de cerca.
Fuera ya
están las azafatas esperando por ellos para acompañarlos hasta el avión.
Rodeados de
las bonitas señoritas ambos llegan al avión y una vez ahí se dirigen a la
cabina. Se ha percatado de la nueva azafata, de no más de 25 años, él adora a
las chicas jovencitas.
Ryan y
Justin comentan el nuevo uniforme de las muchachas.
-¿Te has
dado cuenta? – Pregunta Justin – las faldas son más cortas…
-Oh, vaya si
me he dado cuenta… esas piernas no pasan desapercibidas.
Justin
suelta una carcajada y asiente, desde luego que no.
-De acuerdo.
– Justin se coloca la gorra a juego con el uniforme de piloto en la cabeza. – Ya queda menos.
Los
pasajeros van llegando y tomando asiento. Este viaje es algo especial ya que
cuando lleguen a San Francisco, California el piloto cambiará y Ryan y él se
quedarán allí disfrutando durante tres días. Ambos se frotan las manos, están
deseando llegar y no precisamente por los lugares turísticos.
Ryan conoce
parte de la faceta protegida de Justin, sabe lo justo: es un mujeriego,
necesita el sexo tanto (o más) como respirar, jamás repite de mujer, pero no se
folla a una puta cualquiera. La busca, minuciosamente, con cuidado. Tiene que
ser de una manera específica, si no… No le interesará en absoluto.
Una de las
sexys azafatas entra en la cabina. Su nombre es Elisa.
-Señor
Bieber, todo listo.
Él
simplemente asiente y cuando la muchacha abandona la cabina, coge el micrófono
y habla para que los pasajeros escuchen.
-Bienvenidos
al vuelo 1034 con destino a San Francisco, Caifornia, soy su piloto y mi nombre
es Justin Bieber. – Algunos de los pasajeros aplauden, pues, como ya se sabe,
el señor Bieber es un piloto bien venerado. – La temperatura exterior es de
25ºC y el clima se ve despejado, por lo que será un vuelo tranquilo y relajado.
“Va a ser de todo menos tranquilo y
relajado”. Sonríe para sus adentros.
-Que tengan
un buen viaje. – finaliza.
Sabe que su
voz grave y sexy provoca en las mujeres cosas y le encanta hacer que se sientan
así.
Una vez
empezado el vuelo, él se relaja y su compañero también, ahora no tendrían que
hacer nada a no ser que ocurriera algo.
Toca uno de
los muchos botones del panel, uno rojo que hace que la azafata más joven
aparezca en la cabina. Diablos, necesita uno de esos botones en su casa.
-¿Qué desea,
Señor Bieber? – pregunta con una dulce e inocente voz.
“Ahora mismo, a ti”. Piensa.
Un café, por
favor. – Ella asiente. – Bien caliente. – pronuncia antes de que ella abandone
la pequeña sala.
Justin
observa cómo se sonroja y Ryan se ríe por lo bajo.
-No te hace
falta ni tocarlas para que se derritan, ¿eh, Bieber?
Él ríe y
asiente satisfecho por la reacción de Sky y los halagos de su compañero. Ryan se levanta y se dirige al baño.
A Justin se
le ocurre una idea, y puede que funcione para mantenerlo distraído.
Sky se
siente confundida. Eso que le ha dicho su jefe la ha dejado así, ¿sería una
indirecta? No, probablemente no. Ella sólo es una azafata, demasiado joven para
un hombre como él.
Termina de
preparar el café.
-Sky, ¿para
quién es? – Elisa señala el café.
-Para el
señor Bieber.
Elisa se
ruboriza.
-Si quieres
se lo llevo yo.
-No, no es
necesario.
Antes de que
su compañera reclame sale de ahí y camina hasta la cabina. De desabrocha el
primer botón de su blusa, lo cual deja ver la fina línea del nacimiento de sus
pechos.. Ver el rostro de su jefe es lo que más le apetece en este instante.
Sentirlo con
ella de otra manera, en una cama quizá… o contra el panel de mandos…
Escalofríos.
Ella toca la
pequeña puerta y Justin abre. Sus
perfectos ojos la miran, su sonrisa brillante se asoma. Ella se marea.
La invita a
pasar y la puerta se cierra.
-Tome,
Señor, su café. – Él coge la taza y le da un sorbo. – Bien caliente.
Esa última
frase provoca que se atragante y empieza a toser. Lo que desencadena en una
blusa blanca manchada por café ya que él pierde el equilibrio de la mano y lo
derrama todo en el impecable uniforme de la señorita.
-Disculpe,
Sky… no era mi intención.
Ella se
muerde el labio nerviosa.
-No es nada,
Señor Bieber, tengo una de recambio.
Él sonríe
amablemente. Deja la taza sobre una bandeja cerca de su asiento.
-Gracias por
el café caliente. – Sonríe.
-De nada,
señor Bieber.
Ella camina
hacia la puerta algo desilusionada, no sabe por qué, pero esperaba que
sucediera algo. Es inmoral, lo es, mucho y no debería, pero el señor Bieber es
tan irresistible…
-Perdone,
Sky… - Ella se vuelve y lo mira con sus ojos azul claro, Justin camina hacia
ella, la empuja contra la puerta y susurra en su oído. – Me pone cuando me
llama Señor Bieber.
Esta novela tendrá algo así como quince capítulos, ¿vale? Ya que es un oneshot y no quiero hacerla muy larga. Espero que os guste, no sabéis lo que es escribir esta novela. La parte que probablemente más os guste estará en el siguiente capítulo.
Decidme si os gusta o no,
swaggosura pa' todas.