sábado, 16 de noviembre de 2013

Justin Bieber. Hot.

Capítulo primero.
Todos conocen bien la historia de cómo Justin Bieber se convirtió en un piloto venerado y alabado por la sociedad. Todos conocen lo buen hombre que es, lo entregado en el trabajo y en su propia vida, por supuesto. Todos saben que heredó la gran compañía aérea Bieber Air, de su buen padre Jeremy Bieber, ahora jubilado.
Todos tienen a la familia Bieber por sinónimo de perfección. En esa familia todo está en su sitio siempre, ni una falta de respeto, jamás se han metido en líos ni han tenido problemas con nadie y en caso de que así fuera… bueno, ellos sabrían mantenerse. No tienen ni una sola mancha en su historial. Todo su árbol genealógico se basa en personas humildes y heroicas que, de alguna manera u otra, hicieron algo por el mundo.
Sin embargo todo el mundo tiene secretos y eso es algo con lo que  el Señor Bieber ha aprendido a vivir. No se obtiene toda esa fama diciendo la verdad a todos, ni mucho menos siendo sincero. De vez en cuando toda mentir, guardar alguna cosa que probablemente mancharía todo aquello que le ha costado formar a sus antepasados.
Un día nuevo en la perfecta vida del señor Bieber. Se levanta, se viste, desayuna y escoge uno de sus lujosos coches para dirigirse al aeropuerto. Una vez allí va hacia la sala de reuniones donde se reúnen más pilotos y, por supuesto, los copilotos. Entra y ahí está Ryan. Echado en uno de los sofás. Durmiendo.
Justin se acerca a él furioso.
-Levanta el culo o te mando a la calle antes de que te dé tiempo a abrir los ojos.
Todos lo oyen y se ríen. Piensan que bromea y le gusta, pues nadie sabe que en realidad está enfadado y sería capaz de despedir a su empleado. ¿Cuándo aprenderá a obedecerle?
Ryan se levanta de inmediato.
-Disculpe señor Bieber, he pasado una mala noche.
Justin pone los ojos en blanco. A penas lleva una semana con él, su antiguo copiloto…Sabía demasiadas cosas sobre él.  
-Está bien. En diez minutos sale nuestro avión. Más vale que nos demos prisa. – Él empieza a andar. Ryan le sigue de cerca.
Fuera ya están las azafatas esperando por ellos para acompañarlos hasta el avión.
Rodeados de las bonitas señoritas ambos llegan al avión y una vez ahí se dirigen a la cabina. Se ha percatado de la nueva azafata, de no más de 25 años, él adora a las chicas jovencitas.
Ryan y Justin comentan el nuevo uniforme de las muchachas.
-¿Te has dado cuenta? – Pregunta Justin – las faldas son más cortas…
-Oh, vaya si me he dado cuenta… esas piernas no pasan desapercibidas.
Justin suelta una carcajada y asiente, desde luego que no.
-De acuerdo. – Justin se coloca la gorra a juego con el uniforme  de piloto en la cabeza. – Ya queda menos.
Los pasajeros van llegando y tomando asiento. Este viaje es algo especial ya que cuando lleguen a San Francisco, California el piloto cambiará y Ryan y él se quedarán allí disfrutando durante tres días. Ambos se frotan las manos, están deseando llegar y no precisamente por los lugares turísticos.
Ryan conoce parte de la faceta protegida de Justin, sabe lo justo: es un mujeriego, necesita el sexo tanto (o más) como respirar, jamás repite de mujer, pero no se folla a una puta cualquiera. La busca, minuciosamente, con cuidado. Tiene que ser de una manera específica, si no… No le interesará en absoluto.
Una de las sexys azafatas entra en la cabina. Su nombre es Elisa.
-Señor Bieber, todo listo.
Él simplemente asiente y cuando la muchacha abandona la cabina, coge el micrófono y habla para que los pasajeros escuchen.
-Bienvenidos al vuelo 1034 con destino a San Francisco, Caifornia, soy su piloto y mi nombre es Justin Bieber. – Algunos de los pasajeros aplauden, pues, como ya se sabe, el señor Bieber es un piloto bien venerado. – La temperatura exterior es de 25ºC y el clima se ve despejado, por lo que será un vuelo tranquilo y relajado.
“Va a ser de todo menos tranquilo y relajado”. Sonríe para sus adentros.
-Que tengan un buen viaje. – finaliza.
Sabe que su voz grave y sexy provoca en las mujeres cosas y le encanta hacer que se sientan así.
Una vez empezado el vuelo, él se relaja y su compañero también, ahora no tendrían que hacer nada a no ser que ocurriera algo.
Toca uno de los muchos botones del panel, uno rojo que hace que la azafata más joven aparezca en la cabina. Diablos, necesita uno de esos botones en su casa.
-¿Qué desea, Señor Bieber? – pregunta con una dulce e inocente voz.
“Ahora mismo, a ti”. Piensa.
Un café, por favor. – Ella asiente. – Bien caliente. – pronuncia antes de que ella abandone la pequeña sala.
Justin observa cómo se sonroja y Ryan se ríe por lo bajo.
-No te hace falta ni tocarlas para que se derritan, ¿eh, Bieber?
Él ríe y asiente satisfecho por la reacción de Sky y los halagos de su compañero.  Ryan se levanta y se dirige al baño.
A Justin se le ocurre una idea, y puede que funcione para mantenerlo distraído.

Sky se siente confundida. Eso que le ha dicho su jefe la ha dejado así, ¿sería una indirecta? No, probablemente no. Ella sólo es una azafata, demasiado joven para un hombre como él.
Termina de preparar el café.
-Sky, ¿para quién es? – Elisa señala el café.
-Para el señor Bieber.
Elisa se ruboriza.
-Si quieres se lo llevo yo.
-No, no es necesario.
Antes de que su compañera reclame sale de ahí y camina hasta la cabina. De desabrocha el primer botón de su blusa, lo cual deja ver la fina línea del nacimiento de sus pechos.. Ver el rostro de su jefe es lo que más le apetece en este instante.
Sentirlo con ella de otra manera, en una cama quizá… o contra el panel de mandos… Escalofríos.
Ella toca la pequeña puerta y Justin abre. Sus  perfectos ojos la miran, su sonrisa brillante se asoma. Ella se marea.
La invita a pasar y la puerta se cierra.
-Tome, Señor, su café. – Él coge la taza y le da un sorbo. – Bien caliente.
Esa última frase provoca que se atragante y empieza a toser. Lo que desencadena en una blusa blanca manchada por café ya que él pierde el equilibrio de la mano y lo derrama todo en el impecable uniforme de la señorita.
-Disculpe, Sky… no era mi intención.
Ella se muerde el labio nerviosa.
-No es nada, Señor Bieber, tengo una de recambio.
Él sonríe amablemente. Deja la taza sobre una bandeja cerca de su asiento.
-Gracias por el café caliente. – Sonríe.
-De nada, señor Bieber.
Ella camina hacia la puerta algo desilusionada, no sabe por qué, pero esperaba que sucediera algo. Es inmoral, lo es, mucho y no debería, pero el señor Bieber es tan irresistible…

-Perdone, Sky… - Ella se vuelve y lo mira con sus ojos azul claro, Justin camina hacia ella, la empuja contra la puerta y susurra en su oído. – Me pone cuando me llama Señor Bieber.




Esta novela tendrá algo así como quince capítulos, ¿vale? Ya que es un oneshot y no quiero hacerla muy larga. Espero que os guste, no sabéis lo que es escribir esta novela. La parte que probablemente más os guste estará en el siguiente capítulo. 
Decidme si os gusta o no,
swaggosura pa' todas.

martes, 30 de julio de 2013

Your lips my biggest weakness.



¿Es magia?
Eso dicen. Y, en definitiva, eso es lo que se muestra. Lo que muestras tú, lo que aportamos nosotros. Llámalo como quieras, yo sólo sé que mientras la gente viene y va en mi vida, él permanece ahí. Ayudándome sin ni si quiera conocerme, con cada acto, aunque él no lo sepa, hace que todo tenga sentido.
Y aunque en esta magia también hay algo de locura, la sensación de pertenecer a la familia es increíble. Te sientes ahí arriba en el cielo, junto a las estrellas, con ese cosquilleo en el estómago al oír su voz, cuando ríe, cuando habla, cuando canta.
Digan lo que digan, quiero que esta magia continúe en mí, continúe creciendo.

viernes, 5 de abril de 2013

Relato. Gemelos.


Me siento en una mesa cualquiera de las clases, intentando encontrar una razón de por qué tengo que estar castigada. Vuelvo mi vista hacia el asiento contiguo al mío y lo observo. ¡Es un ser odiable! ¡Es una persona horrible! Él se da cuenta de que le observo.
-¿qué? – pregunta arisco.
-Justin, sabes que te odio ,¿no? – él alza los ojos al cielo.
-¿sabes que yo también te odio? – sonríe burlon.
Me vuelvo.
-Desperdicio humano. – murmuro.
-Gracias por eso. – suelta una risotada.
Resoplo, y el profesor entra por la puerta con  expresión enfadada.
-¡Silencio! – Grita. Yo pego un brinco. – Ahora explicadme por qué tengo que quedarme hasta tan tarde por vosotros.
Justin se acomoda en su silla y abre la boca para hablar. Yo espero a ver qué es lo que dice.
-Esta cosa de aquí… - dice señalándome. – Intentó tener sexo conmigo.
Yo lo miro con los ojos abiertos de par en par y después miro al profesor, el cual me mira expectante por mi respuesta. Carraspeo.
-¡Eso es completamente mentira! – Grito. - ¡Este desperdicio humano saltó sobre mí, literalmente, porque quería tener sexo conmigo! Él creyó que yo queria, pero ni aunque fuera el único hombre sobre la tierra.
El profesor cierra los ojos y resopla.
-¿Es eso verdad?
Justin deja de reír y su semblante se vuelve serio.
-Sí. - responde finalmente.
-Ambos os quedaréis castigados, ya que el numerito que habéis hecho ahí fuera hoy... - Ladea la cabeza. - No estoy contento.
Yo, algo indignada, me mantengo en silencio, pues no quiero más problemas por culpa de este... lo que sea.


Dos horas más tarde Justin y yo salimos por la puerta del instituto. Su olor invade mi nariz y yo me estremezco, huele bien… A limpio, a colonia… Sacudo la cabeza. Cállate. Lo miro de soslayo, en su rostro se dibuja una enorme sonrisa. ¿Por qué diablos sonríe?
-Maldito mentiroso. – Pronuncio mientras abro la puerta y salgo, las palabras salen de mi boca sin yo poder detenerlas.
-Mira, ambos sabemos que me deseas. – Dice elevando una ceja.
Yo le muestro una expresión de disgusto.
-como ya dije, preferiría tener sexo con una piedra antes que contigo.
Justin pone los ojos en blanco y camina hacia un coche aparcado, en el que se encuentra su hermano gemelo, Derek. Él me saluda con una sonrisa en sus labios, yo le devuelvo el saludo. Justin se vuelve hacia mí mientras sonrío como una tonta aunque yo apenas me percato de ello. 
Él pone cara de pocos amigos y sacude su cabeza.
No entiendo por qué siendo gemelos son tan diferentes. Derek es un chico amable, cariñoso, detallista. Si estás  triste él se entristece contigo, si estás feliz él sonríe contigo. Incluso a veces te saca sonrisas. Sin embargo, Justin es todo lo contrario, siempre se está metiendo en problemas, peleas, discusiones, castigos… Nunca lo he visto con la misma chica durante más de un día. ¡Y eso ya es demasiado! Resoplo y me dirijo a mi coche, de mal humor, como de costumbre.


JUSTIN.
Llego al coche y Derek empieza a conducir hasta salir del colegio.
-Te gusta esa chica, ¿eh? – dice con la mirada fija en la carretera.
-¡No! ¿Qué dices! – Exclamo.
-Mira Justin a mí no me puedes mentir, lo sé, te lo he notado. No es sólo sexo lo que deseas con ella, he visto cómo sonríes cuando ella te habla, aunque se meta contigo…
-Está bien, sí, puede que me guste un poco. Pero, en cualquier caso, el que le gusta eres tú … - Le explico a Derek haciendo que se ría.
-No lo creo. De hecho, creo que es porque yo hablo con ella, no salto encima de ella. – Alza una ceja y me mira.
-Creí que iba a ser una buena idea, pero por su culpa nos castigaron.
-Deberías decírselo.
-Ojalá fuera tan fácil. – murmuro.

ELLA.
-¡Le odio! – grito mientras entro en casa.
-¿A quién? – pregunta mamá desde la cocina.
- Justin. – respondo haciendo que se ría. Lo cual no entiendo, porque yo estoy sufriendo como una imbécil.
-¿No te gustaba, cariño? – Pregunta de nuevo molestándome.
-Sí, pero es tan… ¡¡AAAH!! – Grito sentándome en la mesa de la cocina junto a ella. – No soy su tipo. – Bajo la mirada al suelo.
Trato de convencer a mi madre, pero en realidad me trato de convencer a mí misma de que mi amor, no me gusta.
-¿Y por qué no? – Pregunta ella mientras se sienta y me invita sentarme con ella.
Me siento a su lado.
-Mamá, el solo está con chicas que “venden” su cuerpo, yo no soy de esas.
Se queda pensativa durante unos segundos.
-Puedes hacer que cambie. – Dice finalmente. Yo la observo confundida.
-¿Cambiar? ¿Él? Mamá, no lo conoces…
-No, a él no… Pero a tu padre sí. Él era de ese tipo de chicos, cariño, pero en cuanto comenzamos a salir cambió y ahora…
-Ahora él es genial. – ella asiente y me dedica una sonrisa.
Puede que sí, puede que tenga que decirle todo lo que siento.
Al siguiente día en el colegio.
-Eh, tía buenorra. – Justin me habla desde atrás provocándome un brinco.
Miro alrededor para comprobar que nadie oyó eso.
-¡Cállate! – digo, haciéndolo retroceder.
-¿Por qué no te gusta que te diga las cosas obvias? – él me observa y yo me río.
-Oh, adoro que me llamen “Buenorra” – Contesto. A él se le dibuja una sonrisa en sus labios.
-Sabía que te gustaba. – Dice tratando de ignorar mi sarcasmo.
-quería preguntarte algo. – murmura deteniéndome justo en la puerta de clase. - ¿Te gustaría…? – empieza a decir mientras me pone nerviosa por saber lo que quiere decirme. - ¿Te gustaría…?
Me mira nervioso. De pronto Derek aparece y me saluda.
-¡Ey chica guapa! ¿Ya te está molestando mi hermano?
Justin cierra sus ojos frunciendo el ceño y se va. ¿Por qué Justin se ha ido de esa manera? ¿Qué era lo que me quería decir? Me pregunto en la cabeza ansiosa, ¿a caso…? No, no creo que fuera algo importante.

JUSTIN
¿Por qué tenía mi hermano que molestar mi momento perfecto cono ella? ¿A caso el destino no quería que estuviéramos juntos? Bueno, si es así, supongo que tendré que ir en busca de otras chicas,  puesto que Derek y ella se ven perfectos el uno con el otro. ¡Es todo tan difícil! Ojalá yo fuera como Derek y ella se fijara en mí.

ELLA
Me quedo ahí, apenada porque Justin no terminara lo que quería decir.
-¿Qué ocurre? – Derek me pregunta.
-Él estaba a punto de… - Me callo haciendo que Derek frunza el ceño.
-Lo siento, no quería… - Explica.
-Como sea, entremos a clase o llegaremos tarde.
Derek sonríe débilmente.
-Sí y lo siento de nuevo. – Pronuncia sintiéndose triste.



JUSTIN.
-¡Odio esta mierda! – Grito sabiendo que nadie puede oírme ya que estoy solo en el gimnasio. - ¿Por qué el amor no puede ser fácil?
-Hazlo fácil. – Oigo que dice alguien.
Me vuelvo y observo que un ángel me hace compañía en este oscuro lugar. La veo sentada en las gradas.
-¿Qué haces aquí? – Me acerco a ella, aún me siento algo enfadado por mi pequeño show con Derek antes.
-Te quería decir algo. – Sus ojos me hacen sonreír.
Mi corazón se sucede a una velocidad vertiginosa, esperando a oír lo que creo que voy a oír.
Me siento a su lado y su perfume me embriaga.
-Tu hermano Derek… - comienza a decir. – Él es un buen chico pero no es el gemelo al que yo quiero.
La sangre se acumula en mi cabeza y empiezo a temblar. La observo con una mirada confundida, quiero asegurarme de que está diciendo lo que realmente creo entender.
-Me gustas. – Digo finalmente, provocando una bella sonrisa en su angelical rostro.
-Tú también me gustas. – Dice ella.
Me sonrojo un poco por la situación. Me acerco un poco a ella y la beso en los labios, un beso casto.
-Soy el gemelo al que nadie quiere… Pero tú sí. Déjame decirte que estoy confundido y nervioso sabiendo que te gusto. – Admito finalmente.
-Eres el gemelo perfecto para mí.
Sonrío como un idiota.
-Y tú eres mi mitad perfecta. – La beso de nuevo convirtiendo en este momento en algo especial para ambos.
-No sabes la de veces que he deseado ser como mi hermano para que te fijaras en mí. – Susurro.
-¡No digas eso! – Acaricia mi mejilla provocando estragos en mi interior – Yo te quiero tal y como eres.
Sonrío y dejo que la magia fluya en mis labios para regalarle mi amor y todo aquello que llevo guardado en mí durante todo este tiempo.

sábado, 23 de marzo de 2013

Lovatic.

Puede que no lo sepas, pero tu sonrisa me ha salvado de tantas cosas. De tantas caídas y tropiezos, de tantos dolores, de tantas tormentas. Tu música ha sido lo que necesitaba para levantarme de una vez y ver algo mas allá de todo esto, descubrir más vida y más mundo. Y todo gracias a ti. Sonreí, conseguí quitarme de encima todas aquellas cargas que me obligaban a caer una y otra vez, hiciste que me quisiera y que me valorara tal y como soy. Así que, gracias por todo eso que me has enseñado. Y que sepas que siempre estaré aquí para sacarte una sonrisa, para hacerte feliz, para apoyarte en lo bueno y en lo malo.Siempre.

jueves, 21 de marzo de 2013

Demetria Devonne Lovato.

“If there's anyone out here tonight that doesn't feel beautiful enough, or doesn't feel worthy enough, you're wrong. Because you guys are all so incredible. And if you're dealing with any of the issues that I've dealt with, don't be afraid to speak up, because someone will be there for you. And if you think you're alone, put on my music, because I'm going to be there for you.”

Kidrauhl.

El tiempo pasa, sí… Lentamente, pero pasa. Y cuando menos lo esperas te encuentras a ti mismo observándote en el espejo, recordando todo aquello que un día viviste, que parece que fue ayer. Lo recuerdas con una sonrisa porque sabes que fue especial y absolutamente maravilloso. Cada sentimiento que se escondía en tu corazón desvelaba lo feliz que te encontrabas. 
Y si algún día tengo que recordar esto, quiero recordar lo especial que fue, porque… La gente piensa que es sólo una moda que pasa, como muchas otras, que viene y pronto se irá. Están cansados de vernos felices, están envidiosos de el amor que tenemos en esta familia, y lo que no saben es que apenas acaba de empezar. Este viaje infinito, ha comenzado. Podemos ver el principio, pero aún no se atisba el final, y, con suerte, no habrá final. Si lo piensas detenidamente todo esto es como un sueño, un sueño de los cuales no quieres despertar, de esos que cuando despiertas te intentas dormir de nuevo para volver a soñarlo. Así es. Esto es casi una forma de vida. Es… ¿magia? Sí, puede que sí. Y si algún día llegaras a pensar que todo esto se está acabando, abre los ojos y vuélvete, por que podrás verme, podrás ver el apoyo que te doy, las mil y una sonrisas que te regalo. A pesar de la distancia, siempre, siempre, estaré a tu lado. Porque la distancia puede impedir un abrazo, pero jamás un sentimiento.
Y ser belieber, es un muy bonito sentimiento.

Believe.

Que si te prometí que me quedaba, no voy a faltar a mi promesa. Me resulta arduo pensar en una vida sin ti, en una vida en la que tú no me acompañes en mis sueños o una vida en la que no me regales esas palabras, las que necesito para dar el paso. Siempre has estado ahí, apoyándonos, luchando por nosotras, dando la cara, y a pesar del sufrimiento que has pasado sigues ahí, en lo más alto, brillando. Y nosotras te acompañaremos en este camino, en este largo periodo, por todas las cosas que aún nos quedan por vivir, por todos los sueños que están por cumplir, por los deseos que cada día son más intensos. Cuando pienses que estás sólo, simplemente gírate, y nos verás, apoyándote en la distancia, siempre a tu lado.